martes, octubre 31, 2006

Niño E ataca de nuevo

Ya hablamos de las grasas trans en otra entrada anterior, ahora vuelven a salir a la luz, después de que las autoridades norteaamericanas sigan los pasos de las danesas para reducir el consumo de dichas grasas.

Las autoridades estadounidenses acaban de dar un paso adelante para reducir el consumo de grasas trans. Como ya hiciera el gobierno de Dinamarca en 2004, cuando se convirtió en el primer país que prohibía estas grasas en concentraciones de más de un 2% en los alimentos, ahora el Departamento de Salud estadounidense acaba de proponer dos cambios en su Código de Salud. En primer lugar, apuesta por eliminar las grasas trans de todos los restaurantes de Nueva York y, en segundo lugar, obliga a notificar en la etiqueta del alimento el contenido de grasas trans que contiene.

En EEUU, donde las tasas de obesidad de disparan año tras año y amenaza la salud del 65% de la población, según datos de la Agencia de Fármacos y Alimentos (FDA, en sus siglas inglesas), los responsables sanitarios instan a los restaurantes a rebajar la cantidad de grasas que añaden a sus platos. Y es que según una investigación del Departamento de Agricultura, los norteamericanos consumen diariamente 300 calorías más que hace 15 años.

«Los consumidores estadounidenses están consumiendo, sin saberlo en la mayoría de los casos, altos contenidos de grasas trans», asegura Thomas R. Frieden, del Departamento de Salud, y los restaurantes son una fuente importante de esta aportación. En concreto, y según datos de este Departamento, un consumidor puede consumir casi seis gramos de grasas trans al día, y optar por una comida rápida al día puede llegar a contener más de diez gramos de grasas trans. La medida contempla un plazo de seis meses para que los restaurantes de Nueva York sustituyan las grasas trans por otros aceites, y reduzcan, al menos, 0,5 gramos de contenido de grasas trans por porción.

Desde hace un año, el Departamento de Salud lleva a cabo una campaña de información a restaurantes neoyorquinos sobre la necesidad de reducir las cantidades de grasas trans. Los resultados no son muy esperanzadores, especialmente teniendo en cuenta que la mayoría continúan exponiendo a los consumidores a altos niveles de estos compuestos. Para Walter Willet, del Departamento de Nutrición y Salud Pública de la Escuela de Harvard, si se consigue la reducción propuesta por las autoridades del país, podrían llegar a evitarse unas «500 muertes por enfermedad cardíaca en Nueva York». Algunos de los restaurantes que sí apuestan por ofrecer una dieta más sana han sustituido este tipo de aceites por otros de maíz o soja, sin que se haya modificado el gusto de los alimentos.

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