La ciencia busca alternativas a las grasas parcialmente hidrogenadas
Las llamadas grasas «trans», usadas para prolongar la vida útil de un buen número de productos elaborados, alteran los niveles de colesterol
En diez años las grasas vegetales parcialmente hidrogenadas han pasado de ser una opción saludable a estar consideradas una «bomba de relojería». La ciencia busca alternativas y las administraciones un mayor control y restricciones progresivas.
Un conjunto de expertos consultados por la FAO y la OMS apuntaban en un informe, el pasado mes de marzo, la necesidad de disminuir el consumo de grasas vegetales parcialmente hidrogenadas (grasas trans) como una de las medidas para evitar enfermedades cardiovasculares, uno de las mayores problemas de salud en los próximos años. Las conclusiones del estudio coinciden con las recomendaciones del comité de nutrición de la American Heart Association (AHA).
En sólo diez años las grasas vegetales parcialmente hidrogenadas han pasado de ser una opción saludable a estar consideradas una «bomba de relojería». Sus efectos sobre el metabolismo humano no son totalmente conocidos, pero lo que sí se ha podido demostrar en diferentes estudios (como el dirigido por Lichtenstein, en 1999 en New England Journal of Medicine) es que modifican la proporción de lipoproteínas en sangre de forma desfavorable, es decir, haciendo que las lipoproteínas de baja densidad (LDL, el colesterol «malo») estén en concentración más elevada con relación a las beneficiosas lipoproteínas de alta densidad (HDL).
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