jueves, octubre 13, 2005

GRASAS TRANS

Bueno, como el miércoles vi que desconocíais su existencia, el niño E os pega esta información:

La ciencia busca alternativas a las grasas parcialmente hidrogenadas
Las llamadas grasas «trans», usadas para prolongar la vida útil de un buen número de productos elaborados, alteran los niveles de colesterol

En diez años las grasas vegetales parcialmente hidrogenadas han pasado de ser una opción saludable a estar consideradas una «bomba de relojería». La ciencia busca alternativas y las administraciones un mayor control y restricciones progresivas.

Un conjunto de expertos consultados por la FAO y la OMS apuntaban en un informe, el pasado mes de marzo, la necesidad de disminuir el consumo de grasas vegetales parcialmente hidrogenadas (grasas trans) como una de las medidas para evitar enfermedades cardiovasculares, uno de las mayores problemas de salud en los próximos años. Las conclusiones del estudio coinciden con las recomendaciones del comité de nutrición de la American Heart Association (AHA).

En sólo diez años las grasas vegetales parcialmente hidrogenadas han pasado de ser una opción saludable a estar consideradas una «bomba de relojería». Sus efectos sobre el metabolismo humano no son totalmente conocidos, pero lo que sí se ha podido demostrar en diferentes estudios (como el dirigido por Lichtenstein, en 1999 en New England Journal of Medicine) es que modifican la proporción de lipoproteínas en sangre de forma desfavorable, es decir, haciendo que las lipoproteínas de baja densidad (LDL, el colesterol «malo») estén en concentración más elevada con relación a las beneficiosas lipoproteínas de alta densidad (HDL).

Por su parte, la Food and Drug Administration (FDA) se ha propuesto que para el año 2006 todas las etiquetas de productos alimentarios en Estados Unidos informen de la cantidad de grasas trans contenidas en los productos. Se ha dicho que tras esta decisión están las empresas, que confían en que los ánimos se tranquilicen cuando los consumidores sean conscientes de lo que supone una cantidad elevada o pequeña de grasas trans en el alimento. Alison Kretser, de la asociación americana de industria alimentaria (Grocery Manufacturers of America) manifestaba que «apoyan totalmente el etiquetado cuantitativo de grasas trans que da a los consumidores información clara y concisa sobre su contenido». Las autoridades de Dinamarca han ido más lejos al convertirse recientemente en el primer país que prohíbe estas grasas en concentraciones de más de un 2% en los alimentos.

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