Muy pocos de sus vecinos y conciudadanos en Palm Springs reconocen que el peludo rostro de Jitts fue alguna vez la inseparable compañera de Tarzán, sobre todo porque nadie podría relacionar las "monadas femeninas" de ese entonces con este chimpancé que en la vida real resultó ser macho. Cuando lo ven caminar del brazo de su amo nadie se imagina que observan nada más ni nada menos que a la verdadera Chita. Pero él se resigna a ser un mono más del montón y a vivir sólo de sus "faranduleros" recuerdos, mientras espera el final de sus días.
Los veterinarios aseguran que Jitts - que mide 1,3 metos de altura - hace mucho tiempo que rebasó la edad máxima que suelen vivir los chimpancés, alrededor de 40 años. Y aunque hace una década tuvo un "achaque" más o menos complicado, hoy goza de una "salud de hierro".
¿Cuál es es el secreto?... De acuerdo a su dueño, el cariño, la tranquilidad y la buena comida. Esta última se reduce básicamente a fruta, pero como Jitts es fanático de las papas fritas y las hamburguesas, de vez en cuando se escapan a un McDonald vecino, al que antes deben pedir permiso para entrar.
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